EL OCASO DE UN REPRESOR QUE VIVIO EN CHIVILCOY
Escribe Valentín Bardi, especial para HoyChivilcoy.com
El ex capitan del Ejército Héctor Pedro Vergéz vivió en Chivilcoy en la década del 90. Fue propietario de una antigua panadería ubicada -en aquel entonces- en la segunda cuadra de la avenida Ceballos. Antes de que pasara a manos de Vergéz, se la conocía como panadería "Zunino". Vergéz vivía justo frente a la panadería. Por su casa desfilaban muchos vecinos ansiosos de entablar amistad con el entonces "ex capitan" e, inclusive. algunos se dirigían a él llamándolo por el rango que supo ostentar.
En Chivilcoy, Vergéz se hacía respetar. O, por lo menos, lo intentaba. Siempre imponía sus particulares condiciones cuando entablaba una conversación. En realidad más que respeto imponía miedo. No era para menos: todos conocían sus "pesados" antecedentes y él los hacía valer como si ello fuera un mérito.
Vergéz había sido un represor y de los mas duros. Su cara, sus manos, su cuerpo, sus movimientos ponían en evidencia gestos y actitudes poco comunes. Se mostraba poderoso. Se identificaba como un hombre con "contactos". Se sentía fuerte. Y en alguna forma lo era.
Han pasado los años. Vergéz fue juzgado por sus crimenes en la dictadura. Hoy cumple condena. Y de aquel hombre que se mostraba tan seguro de si mismo ya nada queda. El ex capitan que vivió en Chivilcoy, el represor, esta en el ocaso, en plena decadencia y asi se muestra en una entrevista concedida hace un tiempo al periodista Waldo Cebrero. y publicada en "En Redacción".
Escribe Cebrero: "Alguna vez debe haber sido blanca la remera que usa Héctor Pedro Vergez, aunque ahora se ve rosa veteada, señal de que ha sido lavada con muchas otras prendas. Está sucia, tiene algunos agujeritos y manchas de sangre fresca en la panza. La silla es chica e incómoda para cualquiera. Sentado, el ex capitán del Ejército, jefe del Batallón 601 y del campo de concentración La Perla, una celebridad en la última dictadura, parece un saché de leche doblado por la mitad.
Vergez -agrega Cebrero- tiene muy pocos dientes y los que aún le quedan, están flojos y le sangran; de ahí quizás provenga la sangre que tiene su remera. Habla rápido, las palabras le salen amontonadas, ininteligibles. Su discurso es disperso, se va por las ramas."
El periodista agrega: "Enfrente mío, Vergez mete en su boca desdentada pedacitos de una medialuna, después cierra la caja y la guarda en una bolsa. Acaba de desprenderse el pantalón y abrirse la bragueta porque, dice, tiene problemas en un testículo y la ropa le aprieta. También tiene una hernia de disco y es bipolar diagnosticado: cae en pozos depresivos y pasa días sin bañarse. Los psiquiatras del penal dicen que "hace la caída", que en la jerga carcelaria es fingir. Ha pedido plata a cambio de información. Esta vez su condición para dar la nota fue una docena de medialunas frescas.!
El poderoso ex Capitan y represor, que supo pasear su figura poderosa por las calles de la ciudad de Chivilcoy y cuyo pan muchos vecinos solían degustar, esta en caída libre.
Vale lo que cuesta una mísera docena de medialunas que -vaya ironía del destino- también él supo comercializar…
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