EN NUESTRA CIUDAD TAMBIEN EXISTEN

EN NUESTRA CIUDAD TAMBIEN EXISTEN

Por Carolina Cuevas.
Son un problema creciente en muchas ciudades.
Y en Chivilcoy tambien existen.
Se los conoce como peatones y conductores tecnológicos.
En nuestra ciudad se los puede apreciar -mayoritariamente- en la zona céntrica que, en horarios centrales, ha comenzado a convertise en un verdadero caos.
Los peatones y conductores tecnológicos solo están pendientes de sus teléfonos, sin importarle la realidad que los circunda.
Con su inconsciente e incomprensible actitud ponen en riesgo su propia vida y la de otros vecinos.
En el caso de los peatones tecnológicos se los ve cruzar la calle, en cualquier lugar, hablando por su teléfono, chateando, enviando mensajes. Cruzan sin mirar, sin prestar atención. Solo están enfocados al teléfono.
Muchas veces, conductores responsables y atentos  deben frenar bruscamente para evitar llevarlos por delante y tener asi que enfrentar las consecuencias originadas por el peatones inconscientes.
En el caso de los conductores tecnológicos, la situación es igualmente grave. Conducen atendiendo el teléfono, con los riesgos que eso puede ocasionarles a ellos mismos y a sus semejantes.
Particularmente -quien esto escribe- nunca ha observado a personal de Tránsito o de la Guardia Urbana proceder para corregir estas situaciones o -de ser necesario-  infraccionar a quienes no se apegan a las normas haciendo uso y abuso de su irresponsabilidad manifiesta.
Leáse bien: digo que no he observado. Eso no significa que no hubiere ocurrido, excepcionalmente. Y si así sucede, debo reconocer que no se ve a diario. No es habitual. Y debería serlo frente a una problemática creciente con riesgos para cualquiera.
El respeto y el apego a las normas debe ser regla.
Los controles deben intensificarse y ser mas estrictos.
Es para bien de todos. Y es para que podamos tener un Chivilcoy mejor, donde el respeto y el apego a las normas debe ser cosa de todos los dias.
Aprender a respetar, a respetarnos y a cuidar la vida. La propia y la ajena, para que la ciudad no se convierta en una "gran funeraria comunitaria".