
PERILLO SE OLVIDO DE HONRAR A CHIVILCOY
Por Camilo Diez.
En la semana que acaba de concluir el -hasta hace horas- Secretario de Seguridad y Jefe de Gabinete de la Municipalidad de Chivilcoy, Carlos Alberto Perillo, anunció públicamente -por las redes sociales- que abandonaba el barco al que se subió en 2015, guiado por el intendente Guillermo Britos, y así daba por terminada la etapa que comenzó hace tres años.
El rumor sobre el alejamiento de Perillo venía corriendo en círculos políticos locales desde hacía varios meses. En este tiempo, sobre su persona, se tejieron innumerables comentarios, todos relacionados a su ida de la gestión cotidiana.
Se llegó a decir que, en las próximas elecciones, sería el sucesor del propio Guillermo Britos; que iría de candidato a intendente por una fracción del peronismo local; que volvería a Almirante Brown (donde tiene residencia) para iniciar allí su carrera política. Hasta se lo vinculó con Florencio Randazzo. Un cóctel de disparates en el -cada día más decadente- hervidero político de Chivilcoy.
Las fantasías sobre Perillo parecían todas salidas del guión de un célebre escritor de novelas. Casi que lo habían convertido en "super-estrella". Está claro que -a falta de creatividad y capacidad para ocuparse cada uno de lo suyo- muchos se han dedicado a imaginar sin límites.
En Chivilcoy, Perillo defraudó a más de uno, empezando por el propio intendente municipal, el hombre que le abrió las puertas del universo político local. Britos jamás reconocerá públicamente el mal trago, pero la amargura se le notó en el rostro, en los gestos y en las palabras cuando habló del tema con la prensa local.
Cada vez que pudo, el ahora ex secretario demostró carecer de cintura política. Le faltó personalidad y hasta flaqueó en coraje para enfrentar situaciones difíciles.
Su última actitud lo pinta de cuerpo entero. Se tomó el atrevimiento de anunciar su renuncia por facebook, cuando lo correcto, lo formal, lo institucional, debió ser que mantenga silencio y que el anuncio lo formule directamente el hombre que lo eligió para los cargos que ocupaba: el intendente municipal Guillermo Britos.
Varias cosas han llamado la atención sobre la actitud de Perillo y su "particular" forma de renunciar, atento a que los hombres son lo que hacen, no lo que parecen ser.
En su facebook de renuncia y/o despedida, Perillo no dice por qué se va. Habla constantemente en tiempo pasado de sus sueños, de su preparación, de lo que pensaba. Hasta habla de los errores que pudo cometer "con la mejor predisposición". Un contrasentido inimaginable en cualquier persona que, antes de escribir, piensa. ¿Quién puede estar predispuesto a cometer errores? Solo un incapaz.
El anuncio de Perillo -en su contenido- se parece más a una nota necrológica, que a la postura de un hombre bien plantado, que marca los límites y decide tomar otro rumbo con decisión y firmeza.
Dice Perillo, entre otras cosas: "Vecinos, compañeros, gracias por haberme permitido formar parte de un equipo tan grande que busca lo mejor para Chivilcoy. No tengo mas que palabras de agradecimiento a todos y cada uno de los vecinos, que me abrieron la puerta de su casa, un patio, una sociedad de fomento, un club. Gracias, gracias, gracias".
En ningún lugar de su "mensaje social" Perillo agradece al intendente municipal por la oportunidad que éste le otorgó al incorporarlo a su equipo y brindarle semejantes oportunidades. No es un dato menor, tampoco insignificante. Eso es desagradecimiento.
A poco más de 24 horas de conocido el anuncio de Perillo por Facebook, el propio intendente municipal dijo públicamente: "Honestamente desconozco los motivos por los cuales Perillo deja el cargo, lo tendrá que explicar él. Quien tiene que decir por qué renuncia es quien renuncia, no los demás. No comparto la decisión, ni estoy de acuerdo, pero la debo aceptar, porque es una decisión personal".
Carlos Alberto Perillo ingresó a la función pública en Chivilcoy por la puerta grande, pero se fue por la ventana chica. Hizo culto del desagradecimiento, porque demostró carecer del sentimiento de estima y reconocimiento. El servicio público prestado por él, le fue requerido por el intendente municipal, en nombre del pueblo que lo eligió para esa responsabilidad.
Perillo se fue sin avisar por qué se iba. Ni siquiera dio tiempo a que se nombre a un reemplazante. Dejó acéfala a la Secretaría de Seguridad.
Fuera de esa actitud, que se enmarca en un claro comportamiento antivalor, el hecho de no agradecerle al intendente es ignorar a la comunidad toda, porque el intendente es de todos, más allá de su color político.
Perillo puso de manifiesto una acabada muestra de irresponsabilidad y una evidente carencia de buenos modales.
Perillo se fue. Cuando asumió en 2015 dijo: "Agradezco el compromiso con el que me ha honrado Guillermo".
En estos tres años, el ex Secretario no solo olvidó el valor del agradecimiento, sino también se olvidó de honrar al pueblo de Chivilcoy.
El autodefinido "Master en Planificación Estratégica" no supo planificar la estrategia de su propia renuncia.
¡Recibí GRATIS las novedades y noticias más importantes directamente en tu correo!