Consecuencia de un hecho ocurrido días pasados en el que un agente policial, que conducía alcoholizado, volcó un patrullero en la Ruta 2, a la altura del kilómetro 385 (foto), la Asociación Civil Luchemos por la Vida -especialista en cuestiones de tránsito- hizo una serie de consideraciones, planteando algunos interrogantes que bien vale aplicarlos para Chivilcoy, por la importancia y la profundidad del tema.
Cabe recordar que el policía, de 24 años, protagonista del suceso que nos ocupa, iba en una camioneta de la policía hacia su casa y, por efecto del alcohol, perdió el control del vehículo.
Tras el vuelco, el test de alcoholemia al que fue sometido reveló que tenía 1,26 g/l de alcohol en sangre. Fue desafectado.
A la vista está, que Chivilcoy tiene policías -mujeres y hombres- al mando de numerosas unidades móviles, instruidos en forma adecuada, profesional y eficiente para llevar adelante esa función.
No obstante su capacitación, mas aún cuando está en juego el factor humano, hay dudas que siempre están presentes y que es bueno tratar de aclararlas para bien de la comunidad toda y de los propios miembros de la Fuerza que tienen la tarea de protegernos.
Luchemos por la Vida plantea:
¿Qué tipo de capacitación reciben nuestras fuerzas de seguridad?
¿Se efectúan controles a quiénes conducen móviles de las fuerzas de seguridad?
¿Quién los efectúa?
¿Cuándo se hacen?
Policías y fuerzas de seguridad, que son quienes tienen la responsabilidad de fiscalizar el cumplimiento de las leyes, se mueven en el tránsito ignorándolas, con resultados trágicos que pueden o no involucrarlos como víctimas. Urge brindar una capacitación racional y vivencial en conducción segura, convivencia y legislación de tránsito a todas las fuerzas policiales, para su propio cuidado y para el de la comunidad, que los necesita como modelos de conducta para poder respetar su autoridad y confiar en su idoneidad para los cargos que desempeñan.
Además, conducir con 1,26 g/l de alcohol en sangre tiene que ser delito.
Una vez más -plantea Luchemos por la Vida- este caso pone de manifiesto la urgente necesidad de legislar los Delitos contra la Seguridad Vial a nivel nacional, en particular el de la conducción con exceso notable de alcohol, antes de que potenciales homicidas del tránsito, como éste, lleguen a matar. Esta propuesta de Luchemos por la Vida efectuada ante los legisladores hace varios años, y que no tuvo tratamiento aún, consiste en transformar esta conducta de altísimo riesgo para las vidas de todos en un delito, en todo el territorio nacional, lo que puede significar al responsable la pérdida de su libertad, transformándose en un simple "delincuente", con la condena social que ello implica y será un avance imprescindible para salvar muchas vidas, si se incorpora a nuestra legislación penal.
La conducción con muy alta concentración de alcohol implica un peligro tan grande para la vida de los terceros, que debe ser sancionada con la máxima expresión de la repulsa social, convirtiéndolo en un "delito".