
CHIVILCOY ES UNA CIUDAD CON BESTIAS
Por Santiago Zunino.
Perros muertos; perros heridos. Un escenario desgarrador producto de la acción premeditada y delictiva de sujetos que ingresaron al refugio de la ONG Chivilcotas y liberaron a su suerte a todos los animales allí alojados -generando salvajes ataques entre ellos con las consecuencias apuntadas- en una clara acción de maldad, odio, resentimiento, desprecio, carencia de afecto y sensibilidad.
Todo ocurrió en las últimas horas y, lamentablemente, una vez más, el nombre de Chivilcoy ha trascendido a la consideración nacional por este suceso, producto de la incomprensible irracionalidad.
Desde el retorno a la democracia, jamás en la historia, Chivilcoy ha vivido una sucesión de hechos violentos -de pública trascendencia- con diferencia de horas entre uno y otro, que lamentablemente se destacan por su gravedad, como los que se vienen registrando últimamente.
El cruel ataque al refugio de Chivilcotas muestra la irracionalidad de la violencia que se está adueñando de la ciudad, una comunidad que se caracterizó siempre por la tranquilidad de sus habitantes, acostumbrados a vivir en armonía y respeto.
Pero esos valores no se han perdido; ha ocurrido algo peor. A esos valores los dejamos escapar por inacción, incapacidad, facilismo, falta de compromiso, ineptitud, mediocridad.
Nos hemos pervertido.
Chivilcoy se convirtió en una ciudad con bestias.
Vamos a la etimología del término BESTIA, para evitar la ofuscación de algún vecino lector, de esos que fácilmente -y con ligera torpeza- reaccionan y defienden sin razón, la indefendible insensatez ajena (speudos abogados de entrecasa).
Se suele conocer como BESTIA al individuo que carece de educación, que no tiene buenos modales o que actúa con violencia y agresividad. ¿Queda claro?
De estas bestias, Chivilcoy se está llenando.
Se reproducen como en una prolifera conejería.
Los encontramos en todos lados. Allí donde vamos, hay una bestia.
En todos los sectores sociales de Chivilcoy hay una bestia y algunos los idolatran.
Nivelamos para abajo. Aquí está el resultado. Celebremos el triunfo obtenido.
Recordemos brevemente sólo algunas hazañas de bestias en nuestra ciudad, limitándonos a los pasados siete días (una semana):
Tres menores en motos -sin documentación- atacan de madrugada, al conductor de un vehículo que habría ocasionado un choque, haciendo justicia por mano propia.
En el Hospital Municipal, familiares de un motociclista fallecido, se enojaron con el médico de guardia, lo amenazaron, agredieron y rompieron lo que se les antojó.
Sujetos desconocidos atacan el refugio de Chivilcotas, liberan a los perros alojados, causando peleas entre ellos que derivaron en la muerte y heridas de varios animales.
¿Cómo controlamos a las bestias de Chivilcoy?
Actuando con la Ley en la mano, desatándoselas a la policía para que ejerza la autoridad y no el ridículo. Para que esté donde debe estar. Rigor al máximo extreno que permiten las normas establecidas. Dentro de la Ley TODO. Sin grises; sin contemplaciones estériles. Y volviendo a usar las -bien guardadas- armas largas para disuadir el accionar de bestiales provocadores sociales.
Chivilcoy es una ciudad que tiene una llamativa particularidad. Cuando se detiene a un delincuente, se lo muestra de atrás o se le tapa la cara. Días pasados, en Lanús, la Policía de la Provincia de Buenos Aires, detuvo a un catequista y dirigente scout, acusado de violaciones. Lo mostraron de frente, de cuerpo entero, para que todos conozcan a la bestia (mas abajo publicamos la foto de prueba). Misma policía, misma provincia, misma Ley, mismo uniforme, mismas armas, mismo patrullero, mismo ministro, misma gobernadora. ¿Si en otro lugar de la provincia se puede mostrar a la bestia, por qué aquí no se la muestra?
En Chivilcoy, tenemos que empezar a conocerle el rostro a los salvajes con los cuales convivimos, más allá de la opinión de los "progres" interpretadores del Derecho Zaffaroniano, que embeben su sabiduría en los manuales de la capciosa teoría garantista, del ex juez devenido en arrendador de departamentos para prostituir mujeres.
Hoy, la comunidad de Chivilcoy, es ejemplo de la vergüenza que representamos como sociedad, con una buena parte de sus integrantes con trastornos o desequilibrios, inhabilitados psíquicamente para convivir en armonía. Seres despreciables que ocupan un (indebido) espacio en nuestra comunidad y que deben ser definitivamente marginados, sancionados sin piedad, sin la mínima contemplación, y a los que habría que impedirles hasta el piadoso derecho al perdón. Debemos quitarle la careta a nuestras bestias.

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