
¿PUEDE CERRAR EL HOSPITAL DE CHIVILCOY?
Por Joaquín Valerio.
El flamante director del Hospital Municipal de Chivilcoy, doctor José Luis Neme, en declaraciones periodísticas formuladas días pasados, advirtió que el nosocomio "se va a quedar sin médicos y sin enfermeros" y no dudó en calificar a la situación como "dramática".
El profesional, llegó a esta conclusión tras evaluar los lamentables hechos ocurridos en la primera semana de enero, cuando un grupo de personas allegadas a un joven fallecido -consecuencia de un accidente en moto- tomó por asalto el establecimiento, se encarnizó con el médico de guardia y -en una ostentación de fiereza indomable- destrozó lo que había a su paso. El médico presentó la renuncia. "Perdimos a uno de los mejores que teníamos", dijo Neme.
Las declaraciones del director del Hospital conmueven. Hielan la sangre. El funcionario está desbordado y lo transmite con las palabras justas, simples, entendibles para cualquiera; hasta pone en evidencia cierto grado de impotencia. Él, y sus colegas, que se han formado para cuidar la salud y salvar vidas ajenas, ven amenazada la propia, por la cobarde acción de quienes -usando maliciosamente el supuesto sentimiento de dolor por la pérdida de un familiar- creen tener el derecho a traspasar los límites y llevarse el mundo por delante, como si ese acto de errónea justicia derivaría en una espontánea, divina y milagrosa resurrección que jamás llegará.
¿Si el Hospital de Chivilcoy se queda sin médicos y sin enfermeros, quién atenderá?
La respuesta es obvia; sentido común puro; sin falsas interpretaciones: Nadie nos atenderá.
Conclusión: El Hospital debe cerrar. No hay otra solución.
No tiene razón de ser la existencia de un establecimiento asistencial, sin profesionales.
¿Quién va a querer exponer su integridad física en Chivilcoy, más allá del juramento hipocrático (obligaciones de los que ejercen la medicina) ante incontrolables vecinos reaccionarios ?
Absolutamente nadie va a querer arriesgarse. Y eso es perfectamente entendible, aceptable y comprensible.
¿Acaso vamos a llenar de policías el Hospital para que los médicos trabajen tranquilos?
Esa no es la solución, porque los energúmenos también irán contra ellos y la batalla será aún peor.
A los furiosos alborotadores -que mal representan a Chivilcoy- se los debe controlar en otro lado y, cuando cometen un atropello, se los debe poner "en caja" (el que las hace las paga), como corresponde en cualquier ciudad, de cualquier país civilizado. ¿O Chivilcoy hasta la civilización está perdiendo?
No faltará algún aprendiz de lenguarás -de los que sobran en Chivilcoy- que hasta justificará el atropello en nombre del duelo, desvirtuando que éste se procesa sin violencia.
Particularmente, no he tenido conocimiento de que a los bandoleros que atacaron al médico en el Hospital y generaron daños, se les haya iniciado causa alguna o se les reclame una indemnización por el perjuicio ocasionado.
Si eso hubiese ocurrido, sería bueno que los verdaderos dueños del Hospital -todos los contribuyentes- estemos enterados. La situación amerita la información, de igual manera que el director del nosocomio -con una dignidad y entereza elogiables- puso de manifiesto lo que allí ocurre con los profesionales.
Chivilcoy se está convirtiendo en una comunidad caníbal, donde cualquiera se quiere comer al otro.
Si no hacemos nada para detener la sangría; si estúpidamente no empezamos a marcar los límites, pronto el grupo de inadaptados que se expande graciosa y libremente por todo Chivilcoy, vendrá por cada uno de nosotros.
Entonces, ya no tendremos médicos, ni enfermeros, ni libertad y el Hospital Municipal se habrá cerrado.
Tampoco habrá ciudad. Chivilcoy se convertirá en un triste rejunte de gente, de la peor calaña.
"Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde."
Bertolt Brecht .
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