Una mujer, madre de dos pequeños hijos y con su esposo sin trabajo, halló en la vía pública una mochila con elementos de valor y documentación y, pese a las enormes necesidades económicas de su humilde familia, no dudó en devolverlas, en un destacable gesto de honradez, que realza su cualidades y su dignidad como persona.

La acción es doblemente valedera, porque más allá de su ejemplar rectitud, rechazó ofertas de inescrupolosos vecinos, que la tentaron con dinero y una moto, a cambio de lo encontrado.

La mochila había sido extraviada por dos maestras, que cumplen tareas en la zona rural de Chivilcoy.  Contenía en su interior, entre otras importantes cosas de valor, una notebook.

Inmediatamente, su esposo -quien vive de esporádicas changas- comenzó a movilizarse para dar con la propietaria y luego de mucho peregrinar, logró su cometido entregando intacto todo lo que habían encontrado, sin pedir nada a cambio.

Walter Rivas, esposo de la docente que extravió la mochila, así narró los hechos:

"Siempre se dice que la honradez nada tiene que ver con el dinero y lo considero cierto, pues fue eje de mi vida. La honradez es un pilar fundamental en la estructura de una sociedad y así educamos con mi esposa a nuestra hija. Hoy, tuvimos por primera vez, una devolución de eso en forma directa.

"Era el mediodía; mi esposa iba a trabajar a una escuela rural en el auto de una compañera con la que se juntan para amortizar los gastos de la castigada profesión docente.

"En el trayecto tienen un desperfecto mecánico y el auto queda parado. Consiguen otro para que las lleve al paraje rural; cargan los alimentos para la merienda de los chicos y las cosas a contrarreloj, para poder llegar a horario a la Escuela. Llegan y al bajar se dan cuenta que la mochila de mi esposa, cargada de libros, papeles administrativos docentes, documentación y su notebook, había quedado en la vereda de la fábrica de ladrillos Gandolfo, en la avenida Guemes. Al priorizar la merienda y para llegar a horario, la mochila quedó olvidada.

"Al ir yo al lugar, no encontré rastros de ella y los pocos vecinos de la zona tampoco supieron decirme nada. La desesperación de mi esposa era lógica y la verdad, se me hacía difícil contenerla a la distancia. Unas horas más tarde recibe un llamado de la Secretaria de Inspección, diciendo que un hombre se había acercado preguntando por ella y que quería avisar que su esposa había encontrado la mochila.

"El hombre fue preguntando, hasta que le dijeron que vaya hasta ahí.  Usó su tiempo, su movilidad y por sobre todo su honradez, para intentar hallar a la propietaria, solo con el nombre que encontró en los papeles del colegio.

"Al llegar a casa fuimos a retirar la mochila extraviada. Nada había faltado; todo estaba intacto. A la mujer le hicieron varias ofertas, desde motos hasta plata para que la venda, pero su honradez pudo más y mi esposa pudo recuperar sus cosas.

"Hablando con la familia me comentan que están sin trabajo; tienen dos criaturas y el esposo hace changas de albañil de vez en cuando. Parece un castigo que la gente honrada pase por esto. Nosotros le dimos una gratificación por el gesto. Creo que son valores que cada vez están más ausentes en nuestra sociedad.

"Esta gente podría haber negociado por la necesidad; podría no haber ni siquiera avisado y sin embargo dispusieron de su tiempo para lograr que este objetivo llegue a buen término. Esta gente merece la dignidad y el derecho de un trabajo porque, a pesar de su pobreza económica, tienen una grandeza humana que hará grande a nuestra Patria.

"Nosotros agradecidos por el gesto y por darnos una esperanza de que no todo está perdido. Ojalá pronto encuentren un trabajo".

Foto: La docente con su recuperada mochila y el humilde matrimonio protagonista de la historia.