YO TAMBIÉN QUIERO SER INTENDENTE

YO TAMBIÉN QUIERO SER INTENDENTE

Por Camilo Diez.
En las últimas horas, se supo que un ex secretario -multifacético- del gobierno municipal del intendente Britos, confirmó públicamente sus legítimos deseos de aspirar a conducir los destinos de la ciudad de Chivilcoy.
Con una expresión casi infantil, de la misma forma que responde un niño cuando le preguntan ¿qué querés ser cuándo seas grande?, el retirado funcionario municipal dijo alegremente: "Quiero ser intendente de Chivilcoy", ni más, ni menos y aportó una foto suya con el Diputado Nacional Marco Lavagna, hijo de Roberto (el que usa zoquetes con chinelas), a quien considera como "el mejor para cambiar la realidad económica del país".
Para alegría de sus seguidores locales y de aquellos que, seguramente, se sumarán a la caravana de enfervorizados militantes del nuevo líder político de la ciudad, el ex secretario -devenido en aspirante a mandamás de los chivilcoyanos– anunció que "en los próximos días ya tendremos un local, para que muchos de los que compartan estas ideas, se sumen y sean parte".
El nuevo candidato a intendente –Carlos Alberto Perillo, de él se trata- no profundizó demasiado acerca de las cosas que quiere hacer por la ciudad; por el contrario. Fue mucho más allá y no se anduvo con chiquitas al momento de delinear sus objetivos políticos.
Dijo, entre otros conceptos, que desde Chivilcoy quiere "contribuir en la construcción de un camino concreto que se abre a nivel nacional".
Asombro. Perplejidad. Sorpresa. Estupor. Desconcierto. Espanto.
Demasiadas sensaciones encontradas, frente a semejante muestra de falsa modestia.
¿Cuáles son los antecedentes políticos de quien -sin sonrojarse- quiere ser intendente de Chivilcoy?
No hay antecedentes políticos conocidos. Por lo menos, quien esto escribe, los ignora, de la misma manera que lo desconocen casi todos sus potenciales votantes.
En la presentación pública de su deseo de ser intendente, el candidato también habló de "cambiar la realidad económica del país". Se ve que éste no es su caso particular.
¿Sabe, querido lector, cuánto cuesta hacer una campaña política para intendente de Chivilcoy?
Varios millones de pesos. Varios, son mucho más que uno.
Solo en gastos de publicidad, con un millón de pesos, se queda corto.
Lo bueno y reconfortante de todo esto -para bien de nuestra querida democracia- es que, conocida la genuina aspiración del ex secretario municipal con ambiciones de intendente, parece que ya son varios los que quieren imitarlo; hasta los mas incrédulos. "En una de esas, se nos da", coinciden eufóricos y ya empezaron a asomarse otros nombres, reconocidas "lumbreras" del quehacer chivilcoyano, con ganas de ocupar la galería de próceres en la historia local.
Así está Chivilcoy y nuestra zigzagueante política de entrecasa.
La realidad ha desplazado al pasmo.
En Chivilcoy, con las ganas (y cierto respaldo económico) ya es suficiente.
Pensándolo bien, yo también quiero ser intendente…!!!

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