La foto que ilustra esta nota, es una muestra de cultura política, de convivencia, de respeto, de saber disentir, buscar entenderse y, principalmente, refleja armonía en tiempos pre-electorales, una imperiosa necesidad que reclama la comunidad de Chivilcoy en su conjunto.
En el centro de la escena, el intendente Guillermo Britos y el concejal por Cumplir (Justicialismo), Adrián Zapata.
Tiempo atrás, ambos, en sus respectivos roles políticos, supieron cruzarse fuerte, en defensa de sus particulares posiciones en el ámbito municipal y dentro del Poder que cada uno representa: el Ejecutivo (Britos) y el Legislativo (Zapata).
Uno con otro, llegaron a intercambiarse duras acusaciones.
Por citar un ejemplo, es dable recordar los entredichos que ambos tuvieron por el destino de unos fondos destinados a la construcción de cuatro jardines maternales, no construidos oportunamente.
Solo basta remontarnos a setiembre 2018.
El intendente dijo en aquella oportunidad que podría haber "malversación de caudales públicos" por parte de AdriánZapata en su etapa de Contador Municipal, en anteriores gestiones, previas a Britos.
Zapata replicó, explicando que las cuentas estaban claras y pidió al intendente que "no mire tanto hacia atrás" y que "gestione".
Hasta el entonces Jefe de Gabinete (hoy desaparecido de la escena política y frustrado candidato a intendente) Carlos Perillo, llegó a acusar a Zapata de "personaje siniestro".
Afortunadamente, poco ha transcurrido de aquellos encontronazos políticos, fiel reflejo de la impronta y el carácter de cada uno.
Para bien de la comunidad toda, en especial de los mismos protagonistas, este presente los muestra juntos, lo cual no significa necesariamente unidos.
Adrián Zapata, en su carácter de representante del club de sus amores (Cerámica Argentina), en las últimas horas, recibió de manos del intendente Guillermo Britos, un interesante aporte de dinero con destino a la institución de la Plaza Mitre, atento lo indica una disposición municipal vigente.
Compartieron el mismo espacio, se mostraron a la par, sonrieron para la foto y los ojos de cada uno, miraron hacia la misma dirección: adelante.
Verlos juntos, lejos de la confrontación estéril y el desgaste personal, sin innecesarias agresiones, que solo fomentan el folclore de la política que lastima, es un mensaje de madurez cívica, de crecimiento democrático y, por sobre todas las cosas, es un claro ejemplo de convivencia en tiempos electorales, que nuestra comunidad aplaude y rubrica para consolidar el futuro que Chivilcoy merece.
