Por Joaquín Valerio.

En la cancha de Independiente de Chivilcoy, jugaron este sábado 14, en horas de la tarde, las divisiones inferiores del club local y Alsina.

Era un encuentro más, programado por la Liga Chivilcoyana de Fútbol.

Sus protagonistas son niños con lógicas aspiraciones de crack.

En los sueños de cada uno de esos chicos chivilcoyanos, seguramente habita la inalcanzable figura del ídolo máximo –Lionel Messi– que sirve de estímulo y ejemplo para, quizá, algún día poder parecerse a él.

Esos pibes, son los Messi en potencia de nuestro fútbol doméstico.

Son, en esencia, pequeños deportistas, que se van formando en el sano arte de la competencia. Es el deporte que los nutre de valores y les deja enseñanzas imborrables, que los harán mejores hombres del mañana.

Benjamín Carassou (foto) acaba de poner en práctica esas virtudes, en una ejemplar muestra de solidaridad, que nace de un corazón tan enorme, como el gesto que ahora lo engrandece mucho más, a pesar de su corta edad.

Benjamín es arquero de Independiente, pero este sábado no le tocó jugar.

Fue a la cancha de su querido club en bicicleta.

Se sentó como espectador, para ver jugar a otros chicos de su edad, muchos de ellos amigos, conocidos.

A poco de empezar a rodar la pelota vio algo que lo conmovió: el arquero de Alsina -el equipo contrario- estaba atajando sin guantes, exponiendo sus manos a los golpes del juego brusco.

No lo dudó. En una muestra de compañerismo digna de ser destacada, tomó su bicicleta, volvió a su casa, recogió sus propios guantes de arquero, regresó a la cancha y se los entregó al rival, para que se proteja en el juego.

Satisfecho, se dispuso a disfrutar del partido, mirando como sus guantes lucían radiantes en las manos del adversario.

Fue una actitud que nació del alma y que lo convirtió en un pequeño gran héroe solidario.

Pero la vida a veces no compensa como uno espera o cree merecer.

Finalizado el partido, y luego de ese maravilloso y ejemplar gesto, Benjamín Carassou tuvo una ingrata sorpresa: su bicicleta, la misma que utilizó para ir a buscar sus guantes y entregárselos incondicionalmente al arquero del equipo contrario, le había sido robada del club Independiente, el club de sus amores, en Chivilcoy.

Tristeza. Desilusión. Injusticia. Un poco de todo y todo eso junto, en la cabeza de un niño que es ejemplo de bondad.

Benjamín usa su bicicleta para ir al colegio y al club.

La recompensa a sus valores debe estar en nuestra propia comunidad, porque solidaridad se paga con la misma moneda.

Para que los gestos altruistas se multipliquen y tengamos mejores vecinos es necesario movilizarnos.

Benjamín necesita solo una bicicleta, para volver a su rutina de todos los días.

Quien quiera aportarla, puede comunicarse con el propio Club Independiente.

Benjamín necesita una bicicleta para comprender que la vida es sorprendente. A veces nos quita algo que nunca pensamos perder. Y otras, nos compensa con algo que nunca pensamos tener.