En estos tiempos de Pandemia, la calificación de héroe se volvió demasiado común, remanida.
Eso le quita valor a quienes realmente lo son y bien merecido tienen el título, en la lucha contra el COVID-19.
En Chivilcoy, son unos pocos; solo algunos/as y se mantienen casi anónimos, fieles a su dignidad.
Una gran mayoría, intenta ponerse un sayo que no les va. Que pena. Usurpan títulos y honores.
Subirse al pedestal por cumplir con un trabajo remunerado no es de héroes; es de idiotas, mas aún si son funcionarios públicos.
Los verdaderos héroes de Chivilcoy, los auténticos, son solo un puñado de grandes hombres, que siendo chicos de 18 años, ofrecieron su vida gratuitamente, sin pago mediante, sin retribución monetaria.
Ellos lo hicieron por amor a la Patria, a la Bandera, a la tierra que nos cobija y en nombre de cada uno de los que integramos esta sociedad, que jamás alcanzará a hacer lo suficiente, para compensar tanta entrega.
El héroe se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor.
Hace 38 años, ellos lucharon; murieron; sufrieron; lloraron; temblaron.
Llevan en su cuerpo muchas cicatrices y en su alma demasiadas secuelas.
Este jueves 2 de abril se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas.
Es el Día del Auténtico Héroe; solo ellos, que juraron con gloria morir.
Allí están los hermanos chivilcoyanos, siempre presentes en el corazón del pueblo que los cobija con respeto y admiración.
