Miércoles 15 de abril; hora 17:30; zona de Plaza 25 de Mayo, sobre calle Moreno.

Treinta minutos antes, la sirena del Cuerpo de Bomberos de Chivilcoy se hizo sentir fuerte, potente.

El penetrante sonido avisa que están en vigencia las medidas restrictivas por la emergencia sanitaria del COVID-19.

Eso implica cierre de todos los comercios, habilitados para funcionar hasta esa hora, y prohibición para circular en la vía pública, excepto personas expresamente autorizadas por el Ministerio del Interior.

La respuesta está a la vista: nadie en la zona céntrica.

La postal es un reflejo de lo que sucede, también, en otros sectores de nuestra ciudad.

Por allí, a lo lejos, aparece algún demorado que corre presuroso, antes que la policía lo cruce en su camino.

Otros no tuvieron la misma suerte y fueron aprehendidos.

Este miércoles, 28 vecinos violaron el aislamiento y quedaron procesados.

En total ya son 500 los transgresores, desde que la medida se puso en práctica.

Mientras tanto, la enorme mayoría de los chivilcoyanos cumple y respeta las normas.

El uso del tapabocas, se ha convertido en una imagen común.

Los perros callejeros, empoderados por la ausencia de gente en las calles, parecen disfrutar de una excesiva tranquilidad, mientras recorren cada espacio en busca de algún alimento.

Chivilcoy es una ciudad diferente.

Su escenografía urbana muestra otra faceta.

Ante lo tedioso del aislamiento obligatorio, aflora la belleza de una ciudad que muy pocas veces nos detenemos a admirar.

Mientras su gente se cuida, Chivilcoy renace y se abre al descubrimiento de los ojos que la observan.