
A LA RUTA 30 NO LE FALTA NADA: BACHES, AGUA E INVASIÓN DE CARPINCHOS
A la ruta provincial 30, en el tramo comprendido entre La Rica y Chivilcoy, no le falta nada: la cinta asfáltica se deteriora a pasos agigantados; la acumulación de agua, en un sector inundable, amenaza con horadar el terraplén de la carpeta de rodamiento y avanzar sobre ella.
Ahora, carpinchos gigantes invadieron el lugar y amenazan la vida de los conductores, paseándose libremente sobre el asfalto, sin que exista un mínimo e imprescindible cartel que alerte sobre su presencia.
Mientras tanto, la Dirección de Vialidad de la provincia de Buenos Aires, que tiene a esa ruta bajo su jurisdicción y debe ocuparse de ella en todo lo que le concierne, brilla por su ausencia, en una muestra de ineficiencia absoluta. Por lo menos, esto es lo que se aprecia en ese tramo cuestionado, en el Partido de Chivilcoy.
Dos accidentes graves han ocurrido en solo 60 días con los carpinchos de protagonistas, sobre el lastimoso escenario que presenta el roto pavimento de la ruta, que contribuye con su deterioro a atentar contra la vida de los conductores.
Si hasta ahora no hubo una muerte en ese sector, es solo atribuible a la pericia de quienes manejan, inclusive para salir ilesos de los accidentes.
Tal vez un hecho fatal sea lo que Vialidad de la provincia esté esperando para meter manos a la obra y ocuparse -como debe y corresponde- de ese sector de la ruta 30.
Lamentablemente, vamos camino a una muerte anunciada y segura, si los funcionarios bonaerenses no se despiertan a tiempo de su letargo.
Abandonar el adormecimiento naturalizado no es fácil, pero tampoco imposible.
La colocación de carteles advirtiendo sobre la presencia de carpinchos es imprescindible e inmediata; lo demás, no es necesario que nadie se los recuerde. Para eso deberían estar.
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