Los vecinos Mauro (izquierda) y Capurro (derecha) tienen más de 90 años de edad.

Ambos poseen vidas transcurridas con intensidad, muchas alegrías, algunos sinsabores, no pocas desilusiones y la experiencia que dan los años.

Nunca han perdido la esperanza y, menos aún, la vocación y voluntad cívica.

Este domingo, lo demostraron una vez más, asumiendo -sin obligación- sus respectivas responsabilidades ciudadanas.

Se presentaron a emitir sus votos con renovada fe y apostando al futuro.

Ellos, que lo vivieron todo -o casi todo- piensan en el mañana e hicieron su democrático aporte.

Dieron un gran ejemplo: si todos nos comprometemos, los días por venir serán mejores, con más motivos para seguir soñando, más allá de los años.

La edad nunca es una barrera; es solo una limitación que algunas personas ponen en la mente.