Un conductor se negó a realizar el test de alcohol, exponiéndose a la pena más severa prevista por la norma legal en vigencia: 18 meses de inhabilitación para conducir.

El hecho tuvo lugar el pasado fin de semana en un operativo, llevado a cabo por personal de la Dirección de Tránsito.

Fue confirmado este martes por el secretario de Seguridad, Arturo Pertosa.

Cabe destacar que la primera consecuencia que tiene esta negativa, es la fuerte presunción de que el conductor en cuestión -que se resiste a ser sometido al control- es que esa persona está bajo los efectos del alcohol.

La segunda gran consecuencia, es que puede ser sancionado como si estuviese efectivamente alcoholizado.

En concreto, la negativa de realizar la prueba o control será presunción de que se encontraba en estado de alcoholemia positiva.