
CHIVILCOY INSÓLITO: NADIE QUISO GANAR $ 100.000
Por Esteban Arias.
Que la comunidad de Chivilcoy tiene sus particularidades, es algo conocido por propios y extraños.
Tenemos defectos y virtudes, con predominio de los primeros, tal vez un poco más acentuados que en otras ciudades de la zona, de características muy parecidas.
A veces el ego, esa valoración excesiva de nosotros mismos, no permite reconocer aquellos negativos componentes peculiares.
No somos muy participativos; nos caracterizamos por ser adictos a la crítica destructiva; tenemos el "yo" excesivamente elevado y el "nosotros" solo como complemento del oportunismo conveniente.
Los de "afuera" dicen que los chivilcoyanos somos "muy especiales" y no están equivocados.
En las últimas horas, acabamos de dar una insólita nueva muestra de esas rarezas de la comunidad que conformamos; a saber:
El legislador provincial Jorge Silvestre, en conjunto con la Cámara de Diputados bonaerense, puso en marcha una iniciativa para otorgar apoyo económico y vinculación técnica, destinada a emprendedores para que puedan llevar adelante sus proyectos, con una retribución de $ 100.000. Se llaman Becas Emprender.
Entre todos los proyectos que se inscribieron, no hubo ninguno de Chivilcoy. Lo informó oficialmente el propio diputado Silvestre, al dar a conocer la nómina de las ciudades participantes.
¿Más claro? A nadie de nuestra ciudad, le interesó obtener $ 100.000 para darle vida a su iniciativa de crecimiento y desarrollo.
Un hecho tan insólito como incomprensible, en una ciudad donde muchos -con justificada razón- viven quejándose de sus penurias económicas, falta de trabajo y carencia de oportunidades. Podemos sumarle, a esto, un rosario interminable de necesidades.
Que la situación es caótica no hay duda alguna. Pero entonces, ¿cómo se entiende esta falta de reacción frente a un estímulo semejante?
Varias pueden ser las hipótesis; veamos:
En Chivilcoy no hay emprendedores; los que hay no tienen ideas ni proyectos; nos les interesa crecer; $ 100.000 nos les cambia la vida o somos unos perdedores natos, especuladores de poca monta, quejosos por costumbrismo, conscientes de que no podemos competir con nadie, entonces no vale la pena intentarlo.
Éstas, son sólo algunas suposiciones; hay muchas más, pero describirlas sería seguir sumando negatividades.
De la zona de Chivilcoy, se inscribieron proyectos de ciudades más pequeñas como Saladillo y 25 de Mayo, por citar sólo dos ejemplos.
De algunos de todos los distritos que se presentaron, saldrán tres emprendores, que obtendrán $ 100.000 cada uno, más asistencia técnica, con diversas áreas gubernamentales para poner en marcha sus iniciativas.
Las becas tienen como objetivo contribuir al desarrollo económico y social, mediante la generación y apoyo de ideas innovadoras que aporten un valor agregado.
El programa de becas, busca el desarrollo de proyectos en base a tres ejes temáticos: Agroindustria, Ciencia y Tecnología y Medio Ambiente.
En una ciudad, como la nuestra, donde a las oportunidades hay que buscarlas con lupa (gracias a la política económica del gobierno nacional que supimos conseguir), los emprendedores de Chivilcoy -si es que los hay- desaprovechan, inexplicable e insólitamente, la oportunidad de ganar $ 100.000.
Un verdadero contrasentido, que marca a fuego, otra particular característica de nuestra sociedad chivilcoyana que, en muchos aspectos, ha perdido hasta las ideas y, sin ellas, es muy difícil que algún emprendedor nos represente dignamente.
Somos la muestra de una comunidad que aprendió a retroceder; que parece haber dejado en el camino sus ganas de superación.
Una ciudad sin emprendedores, sin creativos, difícilmente pueda desarrollarse hacia un futuro sólido, con perspectivas claras de crecimiento.
Ésta es una dura y triste imagen que nos devuelve el espejo de nuestra realidad, para seguir sumando singulares particularidades, a las tantas que ya nos identifican.
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