Por Carolina Solari.

La Hermana Victoria, la más longeva integrante de la Congregación "Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia", de Chivilcoy, falleció en las últimas horas, a los 98 años de edad.

Victoria María Prando había nacido en junio de 1921.

A pesar de su avanzada edad, hasta hace muy poco aún continuaba activa.

Era la encargada de ordenar la parte contable y administrativa de la Congregación, ubicada en la calle 9 de Julio y General Paz, donde tiene su sede.

En el lugar, funcionan sus establecimientos educativos, en nivel inicial, primario y secundario.

Durante décadas, la Hermana Victoria fue docente, cocinera y hasta -con particular cariño, afecto y paciencia- atendió el kiosco del que se nutrían alumnas y alumnos.

Sus cualidades personales dejaron un gratificante recuerdo entre las numerosas promociones que egresaron de sus aulas.

En los vastos sectores de la comunidad local, en los que supo desenvolverse, fue apreciada, querida y respetada.

Se ganó el cariño y la admiración de quienes la trataron, por su entrega solidaria y su vida contemplativa dedicada a transmitir el valor de la palabra y de la fe.

Consagró su vida a Dios y transitó con constancia y sumisión el camino que inició en su juventud.

Fue autora del libro "Un sueño, que se hizo realidad", editado en noviembre de 2008, en el que relata la amplia tarea realizada en Chivilcoy por las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia.

"Dejaste huellas imborrables en nuestra comunidad y en mi corazón. Ejemplo de trabajo y servicio, amor a Dios y al prójimo y un entrañable amor a la Madre de Misericordia y a Santa María Josefa Rossello. Te llevaré siempre en mi corazón", expresó en sentido y emocionado homenaje su estrecha amiga y colaboradora Graciela Médici (foto).

Dice una reflexión cristiana: "Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá".

Victoria María Prando -la Hermana Victoria- vivirá presente en cada gesto de amor, entrega, solidaridad, vocación, servicio, fe y sacrificio.