
EL INTENDENTE CONTÓ SU EXPERIENCIA DE NO PODER ABRAZAR
Mientras Chivilcoy, como el resto del país, vive la cuarentena más larga del mundo, no son pocos los vecinos agobiados por las restricciones que impone la emergencia sanitaria.
Consecuencia de las medidas de prevención, las limitaciones alcanzan a las más elementales manifestaciones humanas.
Más allá de tener que mostrarse como ejemplo de estricto cumplimiento de las disposiciones sanitarias, el propio intendente municipal también ve restringidas sus acciones y, como parte de ellas, sus afectos.
Guillermo Britos narró -por ejemplo- su experiencia personal de no poder abrazar a su propia nieta.
"Después de 83 días, Lolita vino a visitarnos a través de la ventana", contó el jefe comunal.
"Difícil hacerle entender a esa edad, que no puede abrazar a sus abuelos, ni jugar como siempre lo hacía, o quedarse en casa", agregó Britos casi con añoranza, ese profundo sentimiento de pena por la lejanía.
"Esperemos -dijo- que pronto podamos vivir normalmente, para que no afecte tanto, fundamentalmente a los más chicos y a los adultos mayores, que seguro también se sienten abandonados".
"Por eso hoy, tenemos que ser responsables y cuidarnos más que nunca, para evitar que este aislamiento se prolongue en el tiempo", expresó el intendente, albergando un profundo deseo, compartido por la comunidad en su conjunto.
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