La última tapera -típico rancho en ruinas según el glosario de términos gauchescos- que se mantenía en pie en el pueblo de La Rica, Partido de Chivilcoy, acaba de ser volteada por los propietarios de la tierra en la cual se hallaba levantada y en estado de abandono.

La tapera era una vivienda precaria, construída en adobe -masa de barro y paja moldeada en forma de ladrillo- que, según los memoriosos del pueblo, tenía más de cien años.

Había sido levantada por una familia tradicional del pueblo que vino desde Italia a radicarse en el lugar y que, con el correr del tiempo, fue pasando de mano en mano hasta llegar a los últimos años en los que, debido al deterioro natural de la precaria construcción, fue abandonada y librada a su suerte.

La última tapera -ubicada a sólo 200 metros de la plaza del pueblo- se había convertido en un atractivo para aquellos que suelen visitar La Rica, debido a sus particulares características.

Era una muestra palpable de cómo se vivía por entonces en las clases más humildes de la zona rural de Chivilcoy.

Con su desaparición se ha ido una pequeña parte de la historia del pueblo de La Rica que -como suele ser costumbre, pésima por cierto- no ha sido debidamente protegida como patrimonio para las futuras generaciones.

Es una muestra más del concepto que tenemos del pasado, de nuestros orígenes.

Los pueblos que no cuidan su historia, dificilmente tengan futuro.