EN NUESTRA CIUDAD TAMBIEN SUCEDIO…

EN NUESTRA CIUDAD TAMBIEN SUCEDIO…

Por Néstor Berrutti. Editor.
Más de una vez, se escucharon comentarios de que en Chivilcoy -en plena etapa de la dictadura- funcionaron lugares como centros clandestinos de detención de personas. También, se dijo que esos sitios no eran fijos. A los detenidos no siempre se los llevaba al mismo lugar, sino que se los iba cambiando, se los rotaba.
La actual Comisaria 1 de Chivilcoy fue -ocasionalmente- uno de esos centros clandestinos de detención y esto sucedió en más de una oportunidad. Hay testimonios de sobra que ameritan esas circunstancias. Yo lo viví. Nadie me lo contó.
El entonces, "casino de oficiales", era el lugar del "ablande inicial". Recuerdo siempre la "apretada" que intentó hacerme en ese lugar, un oficial de poca monta -vecino de Chivilcoy y con muchas ínfulas para ascender- molesto por un artículo que habíamos publicado en el viejo diario "La Razón" (Ceballos y Suipacha) sobre la bandera de la comisaría. El novato ya se creía dueño de la vida ajena. Hoy -retirado con alto rango- pasea por las calles de la ciudad arrastrando su vajeza y con el temor de que alguna vez su verdadera historia sea públicamente contada para sorpresa de muchos.
En otra oportunidad, estando en mi lugar de trabajo en el diario, un pelotón de militares y policias, al mando de un capitán del Ejército del Regimiento de Junín, ingresó -armas en mano- a la redacción para "llevarme" (a la siniestra comisaría de Chivilcoy), acusado de divulgar la información de un "operativo". Conmigo no tuvieron suerte. Me escapé. Eran brutos, poco estrategas y carentes de inteligencia. (Aún hoy muchos maman de la misma teta). La venganza fue terrible: por primera y única vez el diario "La Razón" de Chivilcoy fue clausurado durante 48 horas.
Policías y militares -en banda- hacían operativos en Chivilcoy y allí, en el edificio de la calle San Martín, se detenían personas y no se dejaba constancia alguna de la situación. También, se los sometía a apremios ilegales. Eso era una detención clandestina. Se vulneraban todos los derechos.
Esto sucedió aquí nomás, en la actual Comisaria 1, aunque muchos no quieran reconocerlo o "aparenten amnesia transitoria" cuando se habla del tema.
Otros lugares del partido de Chivilcoy, también, operaron como centros clandestinos de detención y tortura. Para horrorizarnos no necesitamos ir tan lejos. Si bien esos hechos y/o situaciones no constan en los libros lugareños de historia, no significan que no hayan sucedido. El temor impregnado en las entrañas de muchos vecinos hizo que callaran para siempre. Aún hoy muchos de los que quedan, no se atreven a relatar el pasado.
Sin ir más lejos, en la localidad de La Rica, a solo 15 minutos del centro de Chivilcoy, sucedió un episodio que todavía se mantiene en silencio, pero queda en pie el escenario de la brutalidad como tenebroso testigo de una época maldita, que va desde 1976 a 1983.
Allí, hace 40 años, en lo que era una lujosa casa de campo, muy cerca de la plaza del pueblo, una partida militar se llevó a los hijos de un matrimonio. Los convirtieron en "desaparecidos" como a tantos otros. Sus padres abandonaron el lugar. Nunca más volvieron. Ambos murieron lejos del pueblo.  Aún hoy la propiedad se mantiene cerrada. Muy de vez en cuando algún familiar lejano la visita. Es más: un firme y sostenido relato pueblerino -nunca confirmado- trasmitido de boca en boca a través del tiempo, asegura que en el garaje de la propiedad -durante muchos años- se mantuvo intacto el Chevrolet "chevy" de los propietarios, dejado junto a otras pertenencias al momento de irse apresuradamente de La Rica, desbordados por el miedo, la depresión, la angustia y otros males.
La propia ex estación del ferrocarril Sarmiento de La Rica –un edificio histórico- también fue centro clandestino de detención en la dictadura. Los Falcon verde eran amos y señores del lugar, en horas de la noche. Hoy, ese lugar está increíblemente usurpado por una adinerada familia, que tuvo en su momento estrecha relación con la curia cómplice de la vieja dictadura. Se adueñaron de las instalaciones, incluída la casa, 20 hectáreas de parque y hasta los galpones del viejo ferrocarril. Eso es patrimonio de la comunidad de La Rica. Sin embargo -extrañamente- ningún delegado municipal de cuanto color político haya pasado por el pueblo, movió un dedo para su recupero.
La usurpación se lleva adelante con la complicidad del propio Estado Nacional que, con su inacción avala y protege semejante delito. Tal vez, algún fiscal tome esta publicación como denuncia y actúe de oficio, algo improbable, porque en nuestro país si hay algo desacreditado, ineficiente e incapaz -y que da vergüenza ajena- es la Justicia en todas sus expresiones, incluida la Ayudantía Fiscal Chivilcoy, algo palpable al alcance de nuestras manos, más allá de la oportuna declaración de algún funcionario policial que ocasionalmente "promocione su accionar".
Hace horas, nada más, el director de ARBA, Gastón Fossati, y el secretario de Derechos Humanos, Santiago Canton, firmaron un convenio de colaboración para que el organismo de recaudación otorgue acceso digital a su cartografía territorial y brinde información catastral que contribuya a fortalecer los procesos de investigación referidos a la última dictadura cívico militar. La tarea de cooperación incluirá el intercambio de datos sobre inmuebles que funcionaron como centros clandestinos de detención, así como propiedades de personas que hayan sido víctimas de desaparición forzada. Fossati subrayó que "la cartografía digital de ARBA permitirá conocer información sobre la evolución y geolocalización de estos inmuebles, lo que contribuirá a fortalecer la política de derechos humanos de la Provincia".
No sabemos si Chivilcoy aparecerá allí. Tal vez hoy, ese ya sea un dato menor y hasta insignificante. No siempre toda la verdad está escrita. Han pasado muchos años y muchas vidas. Hay testigos que no están. Hay realidades que fueron intencionalmente cambiadas. Pero el recuerdo en algunos está intacto. Y ese espacio no es vulnerable. En la memoria están los hechos, la verdadera historia y la triste realidad de la que Chivilcoy también fue protagonista, con sus muertos, desaparecidos, torturados y masacrados por un régimen abominable.