El pasado miércoles 13 de julio arduo fue el trabajo que tuvieron los bomberos de nuestra ciudad.

A las 14:55, concurrieron cinco dotaciones a un incendio forestal.

A las 18:30, hubo otro siniestro similar.

A las 19:25 fueron requeridos sus servicios para combatir un incendio más.

Es solo el ejemplo de una de tantas jornadas.

Ese día, tras ocho horas de trabajo intenso, arduo, con sacrificio ejemplar, exponiendo la vida de sus integrantes voluntarios, todas las dotaciones con su personal están de regreso en la Central 29, el edificio de Pueyrredón y General Rodríguez.

Como siempre, después de cada intervención, los elementos utilizados deben quedar en optimas condiciones -incluidas las respectivas unidades móviles- para su uso en los siguientes servicios que sean requeridos.

Este es el trabajo que no se ve de nuestros bomberos.

El detrás de la escena que la comunidad desconoce.

Es una muestra más de la abnegada tarea que llevan a cabo esos hombres y mujeres, que se sacrifican y renuncian a sus deseos o intereses por altruismo.

La tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio, es un ejemplo que bien vale conocer, en este caso particular, de nuestros bomberos voluntarios.

Tal vez sirva de ejemplo para que pueda replicarse en nuestra comunidad, tan necesitada de generosidad y excesivamente contagiada de mezquindades, una actitud marcada por la arrogancia que no permite mirar con la misma actitud a los demás.