Cuando alguien recibe bienes materiales o dinero sin demasiado esfuerzo, es muy probable que no lo valore en su real dimensión, en principio, porque no le cuesta ganarlo.
Pasa con algunas personas, algunas instituciones y, también, con algunos organismos del Estado.
Este es el caso de la Municipalidad de Chivilcoy que -más allá del aporte individual de cada uno de los vecinos a través del pago de las tasas y otras yerbas- durante años recibió plata "a camionadas", gracias a la invalorable gestión del ministro Randazzo quien siempre pensó -tal vez- excesiva e ingenuamente, en su querida ciudad y no siempre fue retribuído, incluso por los propios, que algunos puñales le clavaron por la espalda en Chivilcoy.
En las últimas horas -a manera de ejemplo de esa lluvia de plata- nos desayunamos con una noticia que cuesta creer; que genera bronca, malestar, impotencia y hasta ganas de maldecir a algunos personajes que ocuparon altas responsabilidades en gobiernos pasados y que ahora suelen creerse "sabias lumbreras de la gran aldea" en la que coexistimos como vecinos.
Es así, que el secretario de Gobierno, Alfredo De Lillo, anunció la llegada a Chivilcoy de un horno pirolítico, que permitirá el tratamiento de residuos patológicos. El horno es único en la zona. Ningún otro municipio cercano lo tiene. Es carísimo. Hasta aquí la información objetiva no llama la atención.
Lo increíble, lo insólito, lo repulsivo, viene ahora: el citado elemento había sido adquirido por el Municipio hace aproximadamente ocho años y no había sido retirado de la empresa proveedora. Ese incomprensible y repudiable proceder -realizado con dineros públicos- también había generado una multa millonaria por la demora en el retiro, que las autoridades locales ahora lograron destrabar sin abonar un centavo.
Una vez más ha quedado al descubierto el típico accionar de quien compra algo porque le sobra la plata y luego se despreocupa porque no hizo ningún esfuerzo para tenerlo. Eso es irresponsabilidad, para ser elegante en la calificación. Y pasó aquí, en nuestro Municipio, del cual los contribuyentes somos los verdaderos, únicos y auténticos dueños, más allá de que algún "elegido de turno" se haya creído en su momento que el Palacio le pertenecía y un día se escapó por la ventana.
El horno pirolítico es un elemento vital. Procesa 80 kilos de desechos por hora. Su recuperación para la Municipalidad de Chivilcoy, y su consecuente puesta en marcha, permitirá la creación de nuevos puestos de trabajo y, además, será otra fuente de ingresos para las arcas municipales, ya que se invitará a las comunas de la región a que procesen sus residuos patológicos en Chivilcoy, en lugar de trasladarlos a Buenos Aires. Aquí tendrán un costo mas conveniente.
¿Cuántas cosas como esta, habrán pasado y no nos enteramos?
¿Cuánto dinero público se habrá despilfarrado?
¿Que también se han hecho cosas buenas?
Por supuesto…!!! Muchas y muy buenas. Pero una cosa no tapa la otra.
Hacer las cosas bien es lo que corresponde. Es la obligación de todo buen funcionario.
Chivilcoy ha perdido 8 años y ha gastado fortunas para procesar sus residuos patológicos, mientras el equipo estaba comprado y nunca había sido retirado. Triste. Doloroso. Lamentable. Repudiable.
Aquí no hay justificativos; solo hay excusas. Ese es el único argumento del gobernante irresponsable.