Durante uno de los habituales controles de tránsito que se llevan a cabo en nuestra ciudad, el pasado fin de semana fue interceptado un vehículo, cuyo conductor mostró particularidades que sorprendieron y asombraron a los agentes a cargo del operativo.

Al ser sometido al obligatorio test de alcoholemia se detectó que poseía 1,77 gramos de alcohol en sangre.

El sujeto en cuestión se hallaba bajo un total estado de embriaguez motora, al que se llega con 1,50 de alcohol en sangre.

Esto implica tener los siguientes efectos: disminución de reflejos; falsa apreciación de las distancias, subestimación de la velocidad; trastornos motores-euforia; aumento del tiempo de respuesta; trastorno general del comportamiento; cansancio, fatiga y pérdida de la agudeza visual.

Debe tenerse en cuenta que con apenas 0,15 de alcoholemia ya hay una disminución de los reflejos.

Pero la transgresión a las normas no iba a quedar solo en el consumo desmedido de alcohol.

Al ser requisado por la Policía se halló en su poder un arma con balas, lista para ser disparadas.

Los hechos fueron confirmados este lunes por el secretario de Seguridad, Arturo Pertosa, quien indicó que, además del mencionado contraventor, se detectaron otras cinco alcoholemias positivas y se secuestraron 30 motos, por circular sus ocupantes sin casco, sin papeles y generar ruidos molestos.

Una muestra más -penosa, por cierto- de los particulares tiempos que viven algunos integrantes de la comunidad.