En la celebración de los 112 años de Palemón Huergo, el intendente Guillermo Britos habló de lealtad y se la pidió a sus funcionarios. "Lealtad con los vecinos", dijo concretamente el hombre que conduce los destinos de Chivilcoy.
¿Por qué el intendente hizo referencia a ese valor?
¿Algún funcionario no fue leal?
¿Quién traicionó a los vecinos?
En su alocución, el intendente no se refirió a ningún caso en particular. Tampoco hizo nombres.
¿Qué motivos tiene Guillermo Britos para pedir lealtad?
Vamos a la objetividad de los hechos.
El intendente está herido. Se le nota demasiado. Mas allá de su fuerte y definida personalidad -una característica destacable en cualquier hombre político- no puede ocultar el mal momento que le ocasionó su ex secretario de Seguridad y ex Jefe de Gabinete, Carlos Alberto Perillo, quien hace algunos días decidió dar el portazo, anunciar que dejaba la función -infantilmente a través de Facebook- sin explicar las razones y, lo que es más grave desde el punto de vista institucional, sin decírselo antes al propio intendente, el hombre que lo designó.
Cuando le preguntaron las razones del renunciamiento de Perillo, Britos dijo que las desconocía. El ex funcionario no había cumplido con el mínimo deber de informarlo al respecto.
No anticiparle al intendente los motivos de su ida, dejando acéfala la Secretaria de Seguridad (por ejemplo), es traicionar a los vecinos, es falta de lealtad. Así parecería haberlo visto -acertadamente- el intendente Britos.
No hay otros casos recientes de renuncias en su gobierno -de semejante responsabilidad- que ameriten un pedido de lealtad a sus funcionarios de parte del intendente.
Perillo habría sido el disparador, tal vez por la envergadura de las responsabilidades públicas que tenía asignadas.
Quizá el suceso no hubiese tenido igual dimensión si otro era el funcionario que se iba de esta forma.
Perillo, además de funcionario, es (¿o era?) su amigo personal desde la adolescencia. Pero la amistad, también, suele ser un afecto peligroso, con sus inimaginables consecuencias.
Britos está lastimado porque la estocada vino de un hombre cercano, que con su inesperado proceder no guardó la fidelidad debida de acompañarlo hasta el final de su mandato como hacen los hombres leales.
Carlos Alberto Perillo mas que renunciar como, cuando y por donde corresponde -un legítimo derecho que le asiste- tuvo una actitud desleal: se escapó, decepcionando a unos cuantos y ratificando lo que otros ya pensaban de su persona.
En la función pública en Chivilcoy, Perillo ha sido un hombre de sonrisa fácil, impostada amabilidad para el trato, consagrado palmeador de espaldas, prometedor de proyectos inconclusos y activo practicante de la tergiversación verbal. Son demasiadas "cualidades" que sirven para definir su personalidad y son solo algunas.
Ahora, luego del mensaje de Britos en Palemón Huergo, parecería que a las incontables virtudes de Carlos Alberto Perillo se le sumaría la deslealtad.
Una persona leal es aquella que se caracteriza por ser dedicada y cumplidora, inclusive cuando las circunstancias son adversas. La lealtad expresa un sentimiento de respeto y fidelidad hacia una persona y es compromiso con la comunidad, entre otros principios. Lo opuesto de lealtad es traición, es la falta que comete una persona en virtud del incumplimiento de su palabra o infidelidad.
Si Judas traicionó a Jesucristo por 30 monedas de plata ¿ por qué un ex secretario no traicionaría a un Intendente y amigo ?