CHIVILCOY, SEXO, MENTIRAS Y VIDEOS
Escribe Camilo Diez, especial para HoyChivilcoy.
En 1989 se estrenó en los Estados Unidos la película "Sexo, mentiras y videos", dirigida por Steven Soderbergh. Fue un éxito. Trata la vida de una mujer casada con un joven ejecutivo, emprendedor y ambicioso, que pasa su tiempo encerrada en casa. Aunque, aparentemente, forman una pareja ideal, ella acude a un psicoanalista al que cuenta su inexistente vida sexual y su dificultad para relacionarse con los demás. Mientras él engaña a su mujer con su cuñada , una desinhibida, que es el polo opuesto de su esposa Ann. En este grupo de personajes se introduce Graham, un joven impotente, que sólo se satisface sexualmente contemplando su colección de grabaciones en vídeo de entrevistas a mujeres en las que éstas hablan de su vida sexual.
En Chivilcoy –salvando las distancias- parece que últimamente también estamos aprendiendo a contemplar grabaciones de video que hablan de la vida sexual de algunos vecinos. Y esto no está ni bien ni mal. Simplemente está.
Primero fue un video que comenzó a circular por las redes sociales y que involucraba –entre otras- a conocidas personas de nuestra comunidad. Luego –hace pocos días- otra grabación (por igual medio) mostraba a una "supuesta docente" local en compañía de varios masculinos. En ambos casos se trata de personas adultas, mayores de edad, en situaciones intimas, llevadas a cabo en el ámbito de su privacidad.
Pero como nada es seguro en esta vida, la sensación de total confianza que se tiene en algo o en alguien cuando se lleva adelante un acto que parece natural -pero que trasciende por su osadía- queda solo en eso: en una sensación. Y la supuesta seguridad que sentimos cuando nos atrevemos a traspasar algunos límites, se puede ver vulnerada inconsciente o premeditadamente vaya uno a saber con qué finalidad. Un exceso de osadía puede hacer correr serios riesgos.
Dice el Artículo 19 de nuestra Constitución: "Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe."
En otras palabras: las acciones de los protagonistas de los recientes y "acalorados" sucesos que -a través de las redes sociales- tomaron estado público en Chivilcoy solo deben ser rendidas a su propia conciencia, o a Dios –como dice la Constitución- si es que creen en algo superior, a la vez que deberán replantearse su forma de andar por la vida.
La osadía implica riesgos. Y el riesgo es la posibilidad de que se produzca un contratiempo y ello genere perjuicio o daño. Y en todo acto íntimo, privado y osado debe tenerse en cuenta que siempre –del otro lado del mostrador- habrá alguien dispuesto a alimentar el atractívo que despierta una cosa que va contra la moral establecida, vulgarmente conocido como morbo…Y las redes siempre estarán al acecho. Por eso, si lo vamos a hacer, hagámoslo bien. Del ridículo es muy difícil volver. Que cada quien se ponga el sayo que más le va. Chivilcoy: Sexo, mentiras y videos. Próximo estreno en su Facebook favorito…
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