Por Silvia Torres, Profesora en Lengua y Literatura.

Días pasados se llevaron a cabo las Jornadas Regionales por la Educación Pública en el Instituto Superior de Formación Docente Nº 6 que funciona en las instalaciones de la Escuela Normal de nuestra ciudad.

Un trabajo colaborativo protagonizado por docentes y alumnos sustentado en compartidas convicciones y fuerte compromiso en la defensa de la escuela pública y del derecho social a la educación.

Nosotros, los docentes que creemos en que una escuela pública de calidad es posible, podemos y debemos construir conocimientos para modificar la realidad social de nuestros alumnos y contribuir a la construcción de un futuro mejor para ellos.

Esta jornada, viene a hacer la lucha por condiciones, concepciones e instrumentos que garanticen una escuela pública y un trabajo docente que disputen la democratización y construcción colectiva del conocimiento.

Con el horizonte – siempre –  de cimentar compromiso con la educación como una herramienta transformadora de las realidades sociales, se gestó en estos cuatro días espacios de formación e investigación centrados en la reflexión colectiva de las prácticas docentes que sirvan para volver a intervenir en la acción político-pedagógica con el fin de abonar un pensamiento que cobre fuerza en nutrir la idea que educar es levantar la bandera que tendrán nuestros niños y jóvenes para defender sus derechos.

Al hablar de derechos, todos los docentes conocemos que, igualmente, tenemos obligaciones. ¿Quién dijo que cada docente en el acto educativo no enseña también las obligaciones? Sólo un mito de aquellos que creen que quien enseña a defender sus derechos de olvida de las obligaciones.

Estas jornadas vienen a reivindicar la necesidad de constituir a la enseñanza como objeto de reflexión y discusión para que circule entre todos y así buscar un cambio de paradigma para convencer que el derecho a la educación es un derecho social. Éste, no sólo debe ser alcanzado por algunas clases sociales (entiéndase como las que se categorizan sólo por la condición económica) que, ya por haber nacido en un determinado estatus social, lo adquieren inexorablemente.

El resultado de estas jornadas regionales puso de manifiesto que en las instituciones educativas se pueden desarrollar proyectos educativos de calidad.

Además, se muestra que no sólo los paros y las marchas son formas de reclamar, que se han hecho, se hacen y se seguirán haciendo cientos de iniciativas que clamen por una escuela pública de calidad donde se construya y democratice todos los días el conocimiento.

Que nadie se olvide que el aula es una fortaleza que tenemos los docentes para que nuestros alumnos sean ciudadanos críticos, reflexivos y fundantes de una sociedad mejor y más justa para todos.

Democratizar el conocimiento es hacer militancia para que la educación sea un derecho social accesible a todos.