LA EMOTIVA HISTORIA DE JUAN

LA EMOTIVA HISTORIA DE JUAN

Juan tiene más de 70 años. Hace 23 que vive en el Hogar "Juan B. Lauhirat", de Chivilcoy.
No tiene familia. Por lo menos, no se le conocen allegados y nunca nadie se habría interiorizado por su destino.
No habla ni escucha, desde que nació.
Sin embargo, esa carencia no fue impedimento para que, dentro de sus limitaciones expresivas, pueda integrarse y llevar adelante una vida digna y enriquecedora, para quienes conforman su entorno que, con el transcurrir del tiempo, se han convertido en su gran y querida familia.
La historia de Juan se conoció a través del propio Hogar Lauhirat.
La institución la hizo pública como ejemplo de superación personal.
Este es el emotivo testimonio, según la aludida narración:
"El señor Juan Carlos Picasso reside en nuestra Institución desde el día 7 de noviembre de 1996.
Llega a través del Ministerio de Desarrollo Social, quienes lo asistieron, respaldaron e impulsaron, ya que no se conocen familiares.
Es sordomudo desde la infancia, sin otros antecedentes clínicos de importancia.
Se supo adaptar muy bien a su entorno; es independiente, activo, cooperador y se comunica sin problemas a través de señas.
Se destaca por su buen estado de ánimo y es un fiel colaborador en el área de mantenimiento del edificio en general; siempre predispuesto a ayudar, tanto a sus pares, como al personal.
Es muy querido por todo el equipo y también por personas con las que se relaciona fuera del establecimiento.
Se puede observar su trabajo y se deja ver la dedicación y el tiempo que brinda a sus tareas que, a su vez lo mantienen emocionalmente bien sintiéndose útil y productivo a sus 73 años".
Ser feliz
La historia de Juan Carlos Picasso emociona y motiva.
En el Hogar Lauhirat encontró su lugar, recibiendo cariño, contención afecto, alegría. Todos son motivos suficientes para soñar y superarse, mas allá de cualquier obstáculo o impedimento físico.
Pero, también, parece haber encontrado algo mas. Su cálida sonrisa en la foto lo delata.
En ese Hogar, tan prestigioso y querido que tiene Chivilcoy, Juan encontró felicidad. ¿Qué más se necesita para alcanzar el cielo?
"Tendemos a olvidar que la felicidad no viene como resultado de obtener algo que no tenemos, sino más bien de reconocer y apreciar lo que tenemos". (Frederick Koenig, inventor alemán).

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