ASI SE APRENDE A PROFANAR EN MOQUEHUA

ASI SE APRENDE A PROFANAR EN MOQUEHUA

Escribe Valentín Bardi.
La información objetiva de última hora, dice que tres menores de entre 13 y 16 años de edad, domiciliados en la comunidad rural de Moquehuá, Partido de Chivilcoy, prendieron fuego a la Bandera Nacional colocada en el mástil de la plaza central de la vecina localidad. Consecuencia de ello, se iniciaron actuaciones judiciales caratuladas "Daño agravado". Los menores fueron liberados y entregados a sus padres, más rápido de lo que canta un gallo, por orden de la Justicia de Mercedes.
Profanar la Bandera Nacional no es un hecho menor, sea quien fuere el que realiza el ultraje o la injuria.
Tomemos el ejemplo de algunos países y veamos de que manera se sanciona allí un episodio de similares características.
La ley alemana es muy estricta con cualquiera que "maltrate o dañe" la bandera federal alemana, con penas que pueden ascender a cinco años de prisión.
A partir de julio de 2010, es delito profanar la bandera nacional francesa en público e incluso distribuir imágenes de una acción de falta de respeto, aunque se haya llevado a cabo en un entorno privado.
En España, cualquier insulto público, ya sea escrito o hablado, contra las Comunidades Autónomas, sus símbolos o emblemas se castiga con una multa o prisión de siete a doce meses.
Claro, aquí estamos en Argentina, en Moquehuá, en Chivilcoy. Muy lejos de comunidades ejemplares, dotadas de valores, educación y respeto, entre otras cualidades ciudadanas, razón por la cual la autoridad judicial que entiende en el caso -y a la cual también le asistiría la carencia de algunos principios- dispuso la inmediata entrega de los "pequeños profanadores" a sus padres.
Evaluar en detalle el veloz accionar de la funcionaria judicial interviniente, representaría una estéril pérdida de tiempo, para lo cual, primeramente, sería necesario considerar las virtudes o cualidades que caracterizan a su persona, algo irrelevante en esta circunstancia. Ni su nombre vale mencionar.
Lo que creo importante, es detenerme en un detalle: uno de los menores tiene 16 años de edad. Téngase en cuenta que todos los argentinos mayores de 16 años, o que cumplan los 16 años hasta el día de la elección nacional, están habilitados a votar en las elecciones primarias y nacionales de este año, siempre que figuren inscriptos en el padrón electoral.
Este pequeño ultrajador moquehuense, de 16 años, -nacido y criado vaya Dios a saber en que contexto- dentro de pocos meses, elegirá Presidente de la Nación, intendente y otros cargos más. Hará su aporte para determinar quien gobernará nuestras vidas en los próximos cuatro años. Será único y exclusivo responsable de ese proceder.
Para ese acto democrático no necesitará la inmediata protección de los padres (si es que los tiene). En cambio, para cometer un hecho injurioso y/o delito, como el que representa profanar la Bandera Nacional, si debe estar rápidamente bajo su amparo tutelar, exceptuado de asumir la misma y personal responsabilidad que le impera para votar. En otras palabras, nadie le pedirá que se haga cargo de nada.
Un soberano disparate del país que supimos conseguir.
Otro paso en falso de la vergonzosa y decadente justicia.
El aprendiz de profanador de Moquehuá -y sus complices- ya quemaron la Bandera.
Mañana quemarán una casa.
Pasado mañana quemarán a una mujer.
¿De qué nos quejamos, cuándo nos quejamos?

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