CRECEN LOS EXCESOS EN FIESTAS PRIVADAS

CRECEN LOS EXCESOS EN FIESTAS PRIVADAS

Por Esteban Arias.
En la Ayudantía Fiscal Chivilcoy, hace algunas semanas, se inició una causa penal, consecuencia de los daños ocasionados a una propiedad -ubicada en la zona de la avenida De Tomaso- que resultara agredida por jóvenes participantes de una fiesta privada, llevada a cabo en una casa-quinta cercana, en ese sector residencial.
Los propietarios damnificados denunciaron la rotura de un portón de rejas, otros daños y hasta pusieron de manifiesto que debieron asistir a varias jóvenes quienes, temerosas por disturbios originados durante la fiesta, corrieron a refugiarse en la vivienda.
Las fiestas privadas que se realizan en Chivilcoy no son una novedad.
Generan discordia y malestar entre los vecinos de los sitios elegidos para llevar adelante estos encuentros, la mayoría realizados al margen de la Ley, en lugares no habilitados.
Las molestias ocasionadas van desde ruidos excesivos, hasta actitudes impropias de la convivencia vecinal: ebriedad, sexo en la calle, reguero de vómitos, peleas, consumo de drogas y la lista podría seguir.
Lo que es más grave, todavía, es que esas fiestas están abarrotadas de menores de edad, quienes exponen su integridad física -la mayoría- con el inexplicable consentimiento de sus irresponsables progenitores que, a su vez, son los primeros en poner el grito en el cielo cuando a la "nena" o al "nene" le pasa algo.
Si bien, las autoridades han profundizado las tareas de prevención y control, es evidente que estas acciones no son suficientes para detener el desmadre y es necesario intensificar la acción.
El descontrol y los excesos crecen, aunque a veces no trasciende, lo cual no significa que nada suceda.
Muchos vecinos no denuncian para no verse involucrados; otros son temerosos y suponen represalias. Y están aquellos que, literalmente, "se la aguantan".
En este sentido, es importante saber que la Defensoría del Pueblo -que en Chivilcoy está en Maipú 34– promueve derechos individuales y colectivos de los vecinos y actúa de oficio ante este tipo de denuncias. Más aún, cuando en esas fiestas, se implementa la modalidad conocida como "barra libre" o "canilla libre", prohibida por la Ley de Nocturnidad, que oportunamente fue sancionada por la Legislatura bonaerense.
El artículo 4 de esa norma no deja lugar a dudas: "Prohíbese el expendio o promoción de bebidas alcohólicas cualquiera sea su graduación, en la modalidad conocida como "canilla libre". Se entiende por "canilla libre" a la entrega ilimitada ya sea en forma gratuita o mediante el pago de un precio fijo previamente concertado".
La intervención de la Defensoría del Pueblo se complementa con acciones de concientización y prevención, en establecimientos educativos y distintas organizaciones de la sociedad civil, que viene desplegando para atenuar el gravísimo problema de las adicciones, aunque esto en Chivilcoy -lamentablemente- no se nota demasiado.
Las llamadas fiestas privadas son generalmente organizadas en nuestra ciudad, en domicilios particulares o casas quintas, lugares que pueden no contar con las medidas de seguridad y suelen realizarse al margen de cualquier disposición vigente.
Transgredir las normas parece ser una gracia para no pocos vecinos quienes, producto de su insensatez, exponen la vida ajena, más allá del desprecio que pueden sentir por la propia.
Para corregir la pérdida de la moderación y la medida en el comportamiento en que incurren organizadores y asistentes a este tipo de eventos, el camino que debemos utilizar es el del compromiso comunitario y eso se resume en una sola palabra: Denunciar. Algo que hasta se puede hacer anónimamente.
Ese es el primer paso para colaborar con las autoridades responsables de marcar el límite y poner las cosas en su justo lugar. Si con esa herramienta legal, ellos no lo hacen, entonces otro -y mucho más grave- será el siguiente capítulo de la historia.

¡Recibí GRATIS las novedades y noticias más importantes directamente en tu correo!