Por Joaquín Valerio.

La imagen fue tomada este lunes 16 de marzo, a las 13:30.

Muestra una de las varias góndolas de un conocido y muy concurrido supermercado céntrico.

Los estantes vacíos.

Cientos de vecinos arrasaron con productos comestibles y otros artículos de primera necesidad.

Si bien la tarea de los repositores era constante, ésta no alcanzaba para satisfacer la intensa e ininterrumpida demanda de los ocasionales clientes.

Algo parecido había ocurrido durante el fin de semana;  pero, en un primer momento, eso se atribuyó a compras superiores a las habituales, producto del sábado y domingo, días en que la gente aprovecha para abastecerse más de lo corriente.

Contrariamente a lo que se esperaba, el lunes la situación se intensificó.

La paranoia, que ya estaba instalada en otros lugares del país -consecuencia de la Pandemia de Coronavirus– había llegado irremediablemente a Chivilcoy.

La sugerencia de las autoridades, para que los vecinos permanezcan en sus casas durante algunos días, en prevención y para impedir la propagación del virus, tuvo un disparador insólito: salieron enloquecidos, a comprar todo lo que pudieron y mas de lo necesario. Deplorable.

Fueron a buscar provisiones descontroladamente, sin motivo y -lo que es peor- exponiéndose a contagiar o cantagiarse, apiñados en largas filas que se formaban en cada caja, al momento de abonar la mercadería.

Fue un asombroso y lamentable desfiladero de mujeres y hombres chivilcoyanos que, en lugar de cuidar y resguardar su salud, la expusieron innecesariamente, mostrando una patología cuasi delirante con ideas fijas, obsesivas y absurdas, basadas en hechos falsos o infundados.

En Chivilcoy, no hay motivo para sufrir desabastecimiento.

¿Por qué tanta locura?

No hay razones para salir en masa a comprar más de lo imprescindible, vaciando las góndolas en provecho propio, sin pensar que otro vecino también lo puede estar necesitando.

Es un principio básico de solidaridad, que debe primar en situaciones de emergencia sanitaria y que debe hacernos reflexionar, para que no se repita.