CHIVILCOY-LA RICA: EL TRAMO DE LA VERGÜENZA

CHIVILCOY-LA RICA: EL TRAMO DE LA VERGÜENZA

Nadie hace absolutamente nada. Nadie es nadie; sin excepción.
Negligente, abandónico, incapaz, irresponsable. El Estado, en todas sus expresiones, brilla por su ausencia.
Eso lo que se ve cotidianamente en el sector de la ruta provincial 30, entre Chivilcoy y La Rica.
Se ha convertido en el tramo de la vergüenza.
La carpeta asfáltica se deteriora; grandes y peligrosos baches se reproducen sin pausa; los desniveles al costado de la ruta se agigantan con el paso del transporte pesado; enormes carpinchos pululan en absoluta libertad; los pescadores se agrupan frente a una amplia concentración de agua de la zona y arriesgan su vida (y la ajena) caminando sobre la ruta como si estarían sobre el mejor y más cómodo de los muelles.
Ahora, a esa particular escenografía, se le suma la irresponsable e imprudente actitud de algunos hacendados que -adueñándose de lo ajeno- han convertido a las banquinas en corrales y ponen a pastar a sus animales.
Y en las últimas horas pasó lo que cualquier cabeza con dos dedos de frente imagina: se escapó un toro de 800 kilos, subió a la ruta y provocó un desastre. El tercer accidente con animales en menos de cuatro meses.
Vialidad de la provincia, que debe encargarse de reparar la ruta, está abocada a distribuir insumos sanitarios; ningún cartel indica la presencia de animales sueltos en el sector; nadie controla la ocupación ilegal de banquinas; la presencia de la Patrulla Rural es inexistente.
Mientras tanto, los accidentes se siguen sucediendo, sin víctimas personales. ¿Hasta cuándo?
Parece que alguien está esperando que se produzca una muerte para actuar, en una manifiesta muestra de absoluta desidia.
Todo está justificado en la pandemia, esa triste y despiadada crucifixión, en la que ineptos gobernantes se recuestan para excusarse por su inacción.
En la Argentina decadente de hoy si no mata el COVID, indefectiblemente lo hará la incuria, la indolencia, de nuestros contemporáneos próceres.
Para comprobarlo, solo basta con circular unos kilómetros por la ruta provincial 30, camino a La Rica y tener la suerte de volver ileso para contarlo.

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