LA IMPRUDENCIA DE ALGUNOS FUNCIONARIOS

LA IMPRUDENCIA DE ALGUNOS FUNCIONARIOS

Por Néstor Berrutti. Editor.

Hace muy pocos días se conformó en Chivilcoy un Comité de Crisis o Emergencia Municipal, a instancia del Ministro de Salud bonaerense, para coordinar con la provincia y la Nación la evolución de la Pandemia de Coronavirus en nuestra ciudad.
El grupo está conformado por el Secretario de Salud, doctor José María Caprara; el coordinador doctor Pablo Fernández; los directores del Hospital de Chivilcoy, doctor José Luis Neme (foto) y Moquehuá y sus respectivos jefes de servicios y la directora de Atención Primaria de la Salud.
"La comunicación va a ser central, interna y externa; tratemos de hacerlo todos juntos", dijo el ministro Daniel Gollán al pedir la conformación de esos Comité a los 135 municipios de la provincia. El mensaje también iba dirigido a Chivilcoy. Aunque parezca una obviedad, es conveniente destacarlo y ya veremos por qué.
La función del Comité -como lo pidió el ministro- es centralizar la información.
Se supone, es el único órgano oficial -compuesto por profesionales de la medicina- que debe entregar la información precisa y veraz sobre la situación en Chivilcoy, además del propio intendente municipal y el secretario de Salud, cuyas voces son más que autorizadas para llevar calma y tranquilidad a los vecinos.
En lo que va de su corta vida, el Comité de Crisis se expresó públicamente sólo una vez. Fue el domingo 15 de marzo.
Su coordinador, el doctor Pablo Fernández, entre otros conceptos, requirió de la comunidad "conciencia social", frente a la emergencia.
Tal vez, como la situación local no lo amerita, el Comité no volvió a manifestarse. Sobrecargar de información a la comunidad en momentos tan sensibles, puede ser contraproducente.
Pero hubo dos funcionarios, que ocupan importantes cargos en áreas de la Salud -que no tuvieron la "conciencia social" que pidió Fernández- y decidieron pasar por encima al Comité. Salieron por otros carriles, a entregar información a la prensa, que solo sirvió para alarmar, aún más, a los ya asustadizos vecinos.
Primero fue la Directora de la Región Sanitaria décima, con asiento en Chivilcoy, Carolina Di Nápoli, quien confirmó que dio positivo un caso de Coronavirus evaluado en Chivilcoy. Fue el caso de Matias A.
Di Nápoli no es médica; es licenciada en Trabajo Social; un absurdo incomprensible. Ocupa un cargo político de ocasión, que -en una provincia seria- debería estar reservado a un profesional de la salud.
Hace unas horas, el propio director del Hospital, doctor José Luis Neme, le dijo a un medio local que una mujer de 49 años estuvo internada en el establecimiento, con posible coronavirus, y ahora está en cuarentena domiciliaria. Semanas atrás, Neme ya había incurrido en este tipo de anuncios personales.
No hace mucho, el martes 10 de marzo, la co-directora del Hospital Municipal, doctora Marcela Conde, pidió "ética" a sus colegas médicos de Chivilcoy ante la Pandemia.
Neme -que estaba a su lado- parece que no la escuchó o, lo que es peor, no sabe el significado de la palabra y, menos aún, aplicarla. También, Di Nápoli parece ignorar esa disciplina filosófica.
Etica es el conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.
Define lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido, en lo referente a una acción o a una decisión.
En el servicio público, la ética está relacionada con la conducta de los funcionarios.
Cuando una persona es elegida para un cargo público, la sociedad pone en ella su confianza y la persona debe de estar al mismo nivel de esa confianza y ejercer su función siguiendo ciertos valores, principios, ideales y normas.
Ninguno de estos principios tuvieron en cuenta Di Nápoli y Neme, al hacer declaraciones personales a la prensa -tal vez- porque carecen de ellos. No diferenciaron lo bueno de lo malo, en cuanto al uso de la información se refiere.
Ambos hicieron afirmaciones imprudentes, cuya divulgación -en casos de tanta gravedad- debe estar reservada exclusivamente al Comité de Crisis, al Secretario de Salud o -en su defecto- al Intendente Municipal quien, por su investidura está obligado a expresarse ante la opinión pública.
Di Nápoli y José Luis Neme no informaron. Con sus dichos, alarmaron a la sociedad; atemorizaron; extendieron el pánico; generaron mayor confusión; sembraron dudas; se extralimitaron. No hicieron uso de la libertad de expresión; hicieron uso de la insensatez.
Tal vez Di Nápoli haya aprendido la lección, porque últimamente se llamó a silencio. En cambio, el director del Hospital Municipal repitió la acción. Gravísimo.
El intendente Guillermo Britos -como lo ha demostrado acertadamente a tono con las circunstancias- acaba de hacer uso de sus facultades para restringuir las libertades individuales de los vecinos ante la Pandemia.
Siguiendo la misma línea de conducta, también debería hacer uso de iguales atribuciones, para limitar las inadecuadas expresiones de algún funcionario -como el caso del director del Hospital- quien, con su proceder, mancha el esfuerzo y la gestión que lleva adelante el jefe comunal.
En Chivilcoy, además de la seria amenaza del Coronavirus hay otra cosa grave y latente: la imprudencia de algunos funcionarios.

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