LA CRISIS ECONÓMICA COMIENZA A SENTIRSE EN CHIVILCOY

LA CRISIS ECONÓMICA COMIENZA A SENTIRSE EN CHIVILCOY

Por Camilo Diez.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto a raíz de la Pandemia de Coronavirus, que obligó a los vecinos a recluirse en sus hogares y a bajar las persianas a la mayoría de los comercios locales, comienza a mostrar otra triste y preocupante cara de la realidad local: la aguda e inexorable crisis económica que se avecina.
Al temor al COVID-19, que amenaza con llevarse la vida de cualquiera, se le suma la incertidumbre del mañana, para aquellos que dependen de su único y exclusivo esfuerzo: su trabajo. En nuestra ciudad son una gran mayoría.
Lamentablemente, la carencia de recursos para afrontar deudas; la abrumadora llegada de facturas de servicios impagables; la posible falta de trabajo; el miedo a perderlo y hasta el amago del hambre, ya comenzaron a rondar por la cabeza de muchos.
El encierro da para pensar demasiado y no siempre en buenas cosas.
En las últimas horas, la empresa EDEN advirtió que "la falta de pago de las facturas de electricidad, por quienes se encuentran en condiciones de hacerlo, pone en riesgo la continuidad del suministro".
A esa manifestación, se le acaba de sumar un inquietante comunicado del Centro Comercial, Industrial y Servicios de Chivilcoy.
La entidad suscribió una nota, a través de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en la que expresa preocupación de las empresas para afrontar el pago de sueldos y sostener la cadena de pagos.
La alarma de la intranquilidad y la angustia ha empezado a sonar en Chivilcoy.
Es el preámbulo de una crisis económica a la que nuestra ciudad no escapará.
Lo saben y ratifican hasta los mas optimistas.
Un conocido empresario local vaticinó: "De no haber contención a tiempo, la perdida de fuentes laborales en Chivilcoy, será equivalente a la catástrofe de Paquetá, pero mutiplicada".
Si el Estado no se muestra mas presente, conteniendo a todos los sectores por igual, frente a la misma emergencia, será muy difícil no encontrar victimas fatales, cuya salvación ya no estará al alcance de los médicos, porque la cura no dependerá de ellos.
Lo que no lastimará el COVID-19, lo hará sus consecuencias, por ausencia de adecuadas políticas de gobierno.

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