ANÍBAL Y YECA: UNA TIERNA HISTORIA DE AMOR

ANÍBAL Y YECA: UNA TIERNA HISTORIA DE AMOR

Por Claudia Nuñez.
Están en Chivilcoy y despertaron la mirada solidaria y curiosa de muchos vecinos, que los vieron moverse por las calles de la ciudad, como dos nuevos visitantes que buscan el afecto y la mano tendida, para ser recibidos y cobijados, aunque sea sólo por un instante.
Nuestra ciudad es un paso más, una nueva escala, en el viaje que realizan casi con destino infinito.
Cada día es otro desafío en su travesía por las rutas del país.
Tal vez mañana, el sol, la luna, el viento o la lluvia, los espere en otro lugar, con diferente geografía y otra gente.
Así es su vida. Un recorrido continuo por la extensa geografía de un continente que siempre les da sorpresas.
Viajan inseparablemente juntos. Compartiéndolo todo, hasta el propio calor de sus cuerpos, en las intensas noches de frío; refugiándose bajo el mismo sol que los ve despertar cada mañana, para seguir adelante en una perfecta complicidad entre el hombre y su mejor amiga.
Ellos son Aníbal Roberto Pansera, artesano, de 40 años de edad, universitario, con domicilio en Capital Federal, y su perra "Yeca", inseparable, fiel, cariñosa, compañera, enamorada de su amo, quien la protege y la cuida como al más preciado de sus tesoros.
A bordo de una simple y sencilla bicicleta, con un canasto en el cual "Yeca" va cómodamente sentada, recorren el país y Sudamérica desde hace siete años.
Así llegaron a Chivilcoy en los últimos días, como parte de esa atrevida y tentadora aventura de vivir en libertad, dejándose llevar por el instinto y el impulso, que desconoce fronteras y alimenta las ganas del descubrimiento continuo.
Ambos visitantes estuvieron en la Plaza 25 de Mayo (foto). La bicicleta, con la cual se movilizan, tuvo un pequeño percance y necesitaban de la solidaridad de algún chivilcoyano dispuesto, para superar el inconveniente y continuar con su travesía, hacia donde el aire los lleve con la fuerza y el empuje de la naturaleza, que es el ámbito donde transcurrren sus días.
Aníbal y su perra "Yeca" vivieron en Chivilcoy otro capítulo de su tierna historia de amor. Y ambos seguirán su camino hacia otro destino, que los espera con nuevas sensaciones por descubrir.
Hombre y animal parecen confundirse en un mismo ser y en sus ojos el mutuo cariño que se sienten, se transmite más allá de los propios cuerpos. Son miradas de puro amor. Llegan al corazón, mucho más que cualquier otra palabra.
Aníbal y su fiel perra "yeca", ingresando a Chivilcoy por avenida Mitre.
Siempre juntos, en todos los caminos.
Así viajan. Inseparables cómplices de aventuras.
En su paso por Luján.

¡Recibí GRATIS las novedades y noticias más importantes directamente en tu correo!